No importa el área en la cual te desempeñes, todos hemos sido novatos en algún momento de nuestra vida y si tu profesión es la de traducción, en este artículo te presento los errores más comunes que se cometen al principio, para que estés atento y los evites.
No distribuir bien el tiempo
Trabajar como autónomo siempre tiene sus ventajas y sus desventajas, algo que pareciera ser un poco de ambas es que tú organizas tu propio tiempo y aceptas o rechazas trabajos en torno a esto. Puede parecer muy lindo, porque en definitiva esto nos da bastante flexibilidad y libertad para realizar otras actividades o asistir a otros compromisos.
El problema surge cuando no sabes organizar todas las asignaciones y no logras terminar una traducción a tiempo, o por dejarla a última hora, el resultado es una mala traducción, a causa de la prisa con que la hiciste.
Cuando eres traductor autónomo debes sacar de tu mente el pensamiento de: “luego lo hago”. No es solo cuestión de cumplir con el trabajo, sino que mientras más rápido termines una asignación, más tiempo tendrás de buscar otras ofertas de trabajo, aceptar nuevas traducciones y por supuesto, disfrutar de tu tiempo libre.
Olvidar tu presencia en línea
Habitualmente escuchamos que lo que no aparece en internet, no existe. De la misma manera sucede con los profesionales de diferentes carreras, que ofrecen sus servicios de manera autónoma.
Por eso te recomiendo que tengas una buena presencia en línea que esté relacionada con tu profesión. Por ejemplo, siempre es bueno contar con un perfil de LinkedIn, ya que muchas empresas miran en Google y en esta red social, para verificar donde has trabajado y si hay algo sospechoso o negativo que, por supuesto, no está escrito en tu CV.
Si te animas a algo más grande, puedes crear tu propia página web con tu perfil profesional.
No redactar una carta de presentación en las postulaciones
Cuando vemos una oferta de trabajo en línea, lo más importante que nos piden es el currículo; por ello, muchas personas deciden enviar sus correos solo con una nota señalando que el CV está adjunto. Sin saludar, sin presentarse o con un mensaje predeterminado de presentación, que no se ajusta a la descripción que aparece en la oferta.
Ahora que estás leyendo esto, ya sabes que no puedes cometer este error. Siempre redacta una pequeña carta de presentación, que demuestre de forma muy inteligente que eres el más indicado para el trabajo y que te deben elegir a ti y no a otro.
Personalmente, yo entiendo que en el mundo de las traducciones el tiempo apremia, y cuando aparece un trabajo nuevo, en seguida hay cientos de traductores postulándose. Y si estás tratando de redactar algo personalizado e ingenioso en el momento, al terminarlo probablemente la postulación ya haya finalizado.
Para evitar eso puedes tener una plantilla de base, la cual puedes modificar de acuerdo al trabajo al que te estás postulando. Por ejemplo, si se trata de una traducción literaria, no es necesario que digas que eres un excelente traductor jurídico, porque estas áreas no se relacionan mucho y es probable que la empresa piense que no has leído la descripción del trabajo.
No saber detectar la verdadera intención de los clientes
Es común que en nuestros primeros trabajos no valoremos poco y aceptemos lo primero que aparezca. Y evidentemente nos ilusionamos cuando recibimos nuestro primer proyecto, incluso cuando las señales nos indican que no nos van a pagar.
Siempre que recibas una asignación de una empresa nueva, verifica en internet la seriedad de la misma. En Proz puedes ver el historial de las agencias, e igualmente en las redes sociales y foros puedes encontrar ciertos comentarios que te darán señales si se trata de un cliente sospechoso.
Estos son los errores más habituales entre traductores novatos, podría decir que son errores que hasta yo misma he cometido alguna vez, por eso he querido compartirlos contigo, para que puedas crecer y desarrollarte como profesional en el área, sin que te tropieces con las piedras que otros ya han tropezado.
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